EL COSTO A PAGAR
Las cosas con Alfonso empezaron a tomar color y sabor, ahora no sólo estábamos saliendo, no sólo teníamos una relación de pareja, nos habíamos convertido en buenos amigos; en buenos amantes. le contaba mis alegrías, mis tristezas, bromeábamos y nos reíamos por tonterías; era un agasajo el tiempo que pasamos juntos. Algunos encuentros eran tranquilos; conversando de la vida, me aconsejaba y apoyaba siempre que lo necesitaba. Mientras que otros encuentros nos hacían vibrar hasta quedarnos sin energía, agotados unidos en un solo cuerpo; las tardes se acortaban mientras me recostaba en su pecho a escuchar la sincronía de nuestros latidos. Me di cuenta que ya no quería tener el control de la situación, era más agradable entregarme a él y olvidarme del mundo en ese instante; comencé a crear, de a poco, una burbuja de bienestar. Acepté el apoyo que me brindaba y le di la exclusiva de mi vida; era la única persona que me entendía y conocía cada parte de mi, con el no había secretos, ya