LA CONFESIÓN DE ALFONSO

Era común encontrarnos en algún lugar y pasear por la carretera escénica, aparcar en algún lugar solitario y contemplar la inmensidad del mar tomados de la mano, siempre nos quedábamos en el carro. Un día algo diferente paso, me pidió que bajara de auto, me sorprendí y cuestione su  indicación
- Tengo deseos de abrazarte. contesto mirándome.
Encontré sinceridad en su mirar.
Baje lentamente, sintiendo un revoloteo en el estomago, cerré la puerta y me encontré frente a él; me estrujo con suavidad aumentando de apoco la fuerza hasta convertirse en un emotivo abrazo, coloco sus manos en mi barbilla y mirándome a los ojos confeso:
-Me has curado.
Una mueca en mi rostro delato mi asombro.
-¿De que hablas? respondí.
-Desde hace mucho tiempo sufrí por un trauma de mi niñez que me ha impedido mantener una relación estable,no me puedo enamorar y  cuando lo hago necesito sentir que pierdo a esa persona para mantener mi estabilidad emocional, siempre termino yo las relaciones; pero contigo es diferente eres una persona maravillosa y siento que te quiero pero no tengo ese sentimiento de querer alejarte de mi, esa necesidad de perderte. Me siento curado, tu eres mi estabilidad.
Lo mire con ternura, tome su mano y en silencio contemplamos el atardecer: al tiempo que el sol se ocultaba y sus brazos me protegían del frió nuestro calor se fusionaba al igual que nuestras vidas.
Acepto que sus palabras fueron hermosas y me sentí alagada de que me contara algo tan intimo; me sentí segura a su lado, sentí que no podía dañar mi corazón, al contrario, lo protegería; era lo que buscaba y me sentí tan cómoda que decidí que me quedaría a su lado todo el tiempo que fuera necesario.  Fue la primera vez que deje de pensar en irme, deje de preocuparme por el tiempo en que terminaría.
 No tenia idea de lo que esas palabras, que tanto  me gustaron y me enamoraron, significarían en mi vida años mas tarde.